-Las apariencias engañan-,
fue lo que dije cuando te vi.
Las manos también saben de eso,
saben cómo destruirnos de puño y letra.
fue lo que dije cuando te vi.
Las manos también saben de eso,
saben cómo destruirnos de puño y letra.
Tenemos que hablar.
No quiero preguntarte cómo te sientes
porque me sé todas tus respuestas, sé lo que callas y lo que guardas. Aparentas
ser feliz con lo que tienes, como si nada ha pasado, como si tus sentimientos
estuviesen intactos, como si nada te afectara, ¿Cómo lo haces?, ¿Cómo logras
engañarte a ti misma fingiendo ser alguien que no eres?
Te sientes a gusto creyendo que sólo
entrelazando tus dedos con los de él has descubierto otro mundo porque han
sabido cómo encontrarte, cómo palparte, cómo hacerte; pero quizá es sólo una
ilusión y no son sus cálidas manos ni él, eres tú inventándote un falso
amor.
Construiste sola un puente que no daba
paso a nada, y aún sabiéndolo quisiste continuar, porque tenías las esperanzas
hechas, y las expectativas entre las nubes. Te inventaste a alguien tímido pero
desinteresado, atractivo pero falso, único pero igual a los demás, respetuoso
pero no consigo mismo, romántico de vez en cuando pero locuaz, misterioso pero
predecible.
Ahora sólo te tienes a ti y a mí
escribiéndote esto. Nunca fue mi intención hacerte sentir mal, sólo debes saber
que en algún momento tenías que abrir los ojos y de cualquier forma dolería.
Tómate un tiempo para sumergirte en ti; déjate
construir por otras manos que no sean las mismas que te destruyeron más tarde,
deja que te encuentren. No las busques, no las inventes.
Todo acabó, pero no acabes contigo
misma.
