viernes, 4 de abril de 2014

Cuando tú eres, la muerte no es y cuando la muerte es, tú ya no eres.

10:31. Llega a mis oídos una noticia que me estremece el alma.
Sentimiento y nostalgia condecoran cada esquina y en cada punto de aquel ahora inhóspito lugar. Una penumbra muy espesa que no se puede ver pero se puede tocar, la estoy sintiendo.
Se recorta la respiración y mi corazón pronto va cayendo en un vacío, pierdo el control, pierdo los estribos. Mis mejillas se inundan de espesas lágrimas que no encuentran su camino y se pierden en mi piel. Eres mi sentimiento ahogado.


La muerte le ganó a la vida.



Encerrada en un laberinto sin salida con la desesperación persiguiéndome, esquivo sus pasos inconsolables. No me alcanzará.
—¿Qué vendrá ahora?—

Te busco inútilmente reconociendo que no volverás porque has decidido cambiar tu rumbo. Sabrás que algo mejor te espera. Te extenderé mi mano para que te sirva de apoyo, no estarás sola.


Te recuerdo en la inquietud del silencio.Te recuerdo como una mancha indeleble que tintó de alegría mi

corazón.

Te recuerdo como si todavía estuvieras aquí.



Estás constantemente presente en mis pensamientos, porque eres la fecha de todos mis días, las horas que marcan mi reloj. Hoy el tiempo es lento.

Hacia donde miro veo tu rostro, hacia donde voy siento tu amor.


Con tu dulce aroma impregnabas de dicha mi vida, más sólo hoy evoco tu nombre que me ayuda a revivir esos momentos,  tan nuestros.

Viviendo sin verte  y muriendo en tu presencia.
 Me tropiezo recitando tu nombre, suspirándolo al viento, mientras mi alma colisiona con tu recuerdo y se rompe poco a poco.





— Te recuerdo con el alma apretada 
De esa melancolía y dejo que transluces 
Cómo será que se agolpe todo el amor en conjunto 
Si aún en la lejanía siento tu párpado Iluminando al crepúsculo 
Para mi altura sobra tu estatura de coloso 
Para mi libertad bastan tus alas 
Para tu refugio tengo abierto mi pecho.

Y ahora se enciende en mi vida
el aroma de tu fuego,
que tú dejaste prendido
como luz en mis recuerdos.
Mis manos buscan tu piel
y dibujan en tu pecho
el poema inacabado
que te escribí con mis dedos.
Ahora vivo en el recuerdo
y vivo mis pensamientos
para avivar esa llama
que yo enciendo en tu deseo. —







"El día de tu muerte sucederá que lo que tú posees en este mundo pasará a manos de otra persona. Pero lo que tú eres será tuyo por siempre."




Y.G. 
23/03/14

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